Gestionar la exposición en una cámara: Modos
En este capítulo veremos diferentes formas que tienen las cámaras de facilitar al usuario la gestión la exposición.
Dicho de otra forma, veremos cómo la cámara o el usuario puede configurar los parámetros necesarios para conseguir una determinada exposición.
¿Para qué queremos gestionar la exposición?
Vamos a hacer un resumen para no perdernos con tantos conceptos.
Lo que queremos conseguir es que la imagen final, la foto que vamos a imprimir o que queremos publicar en internet, se vea con una cierta claridad (en el sentido de claro / oscuro).
Muchas veces lo que queremos es que la imagen final sea bastante fiel a la ‘realidad’, o al menos a la realidad tal como la percibíamos con nuestros ojos cuando estábamos allí haciendo la foto.
Por ejemplo, si estamos haciendo una foto de un paisaje a media mañana con sol…
Podríamos decir que lo ‘normal’ es que la imagen tenga una cierta claridad (exposición) que se asemeje a la que ven nuestros ojos.
Si la imagen final queda muy oscura, como si estuviera anocheciendo, no reflejará esa misma realidad. Y además es probable que perdamos todos los detalles de las sombras (quedarán empastados en negro)
Si la imagen final queda demasiado clara, muy brillante, la percibiremos como poco natural. Estamos contemplando un paisaje, no una explosión atómica. Y además perderemos la información, los detalles, de los elementos más brillantes de la escena (quedarán quemados en blanco puro)
En el primer caso estaríamos subexponiendo: la exposición de la cámara se queda corta con respecto a lo que deseábamos.
En el segundo caso estaríamos sobreexponiendo: la cámara ha expuesto demasiado.
Recuerda que exposición en fotografía hace referencia a la cantidad de luz acumulada en el sensor o la película fotográfica.
Ese elemento (sensor o película) está expuesto a la luz de la escena durante un período de tiempo hasta que acumula una cierta cantidad de ‘luz’.
Muy importante: La exposición es un concepto técnico, objetivo, que tiene que ver con cantidades y magnitudes físicas. Pero la fotografía es un proceso artístico, no hay una ‘exposición’ correcta, buena o mala. La exposición correcta es la que nosotros, como artistas, queremos que se perciba en la imagen final.
Por lo tanto, cuando hablamos de acertar con la exposición o conseguir la exposición ‘correcta’… es siempre con respecto a lo que nosotros como artistas queríamos conseguir de antemano.
En la mayoría de los casos vamos a elegir una exposición bastante fiel a la percepción que tenemos de la realidad.
Pero en otros casos vamos a querer sobreexponer o subexponer para conseguir un determinado efecto visual artístico.
Parámetros de exposición
La cantidad de luz (acumulada) que recibe el sensor depende de muchos factores:
- Iluminación de la escena (cantidad de luz que emite/refleja por unidad de tiempo)
- ¿Estamos usando algún filtro?
Por ejemplo un filtro de densidad neutra para limitar la cantidad de luz - Apertura del objetivo que estamos usando
- Tiempo que dura la exposición (tiempo de exposición o velocidad de obturación)
Todos esos parámetros tienen que ver con luz real, fotones.
Si pensamos en la imagen final:
- Valor de ISO (de la película fotográfica o el que tenemos configurado para el sensor)
Afectará a la exposición aparente de la imagen que proporciona el sensor o el negativo de la película - Edición
En la fase de edición podemos incrementar la luminosidad de la imagen (exposición aparente) de forma similar, aunque no siempre equivalente, a como lo hace la cámara con el valor de ISO
Parámetros en cámara
En una cámara habitualmente tenemos la posibilidad de ajustar 2 o 3 parámetros:
- Apertura
Si el objetivo incluye diafragma tendremos un rango de valores entre la apertura máxima del objetivo y la mínima. - Velocidad de obturación
Este parámetro podríamos decir que es universal, lo incluyen todas las cámaras. - ISO
En las cámaras digitales lo podemos ajustar para cada foto.
En las cámaras de película queda fijado por la sensibilidad (ISO/ASA) concreta de la película que estamos usando para esa sesión.
Habitualmente, cuando hablamos de gestionar la exposición, nos referimos a la configuración de esos parámetros ‘en cámara‘, pero ten en cuenta que gestionar la exposición incluye todos los parámetros, incluyendo los factores externos (iluminación, etc. ) que no tienen que ver con la cámara y el objetivo.
¿Cómo calcula la cámara la exposición para una escena?
Las cámaras antiguas no tenían forma de saber qué cantidad de luz había en la escena.
El fotógrafo estimaba a partir de su experiencia qué parámetros tenía que configurar en la cámara para cada situación.
Más adelante se desarrollaron los fotómetros, aparatos externos, independientes de la cámara, que miden la cantidad de luz de una escena (por ejemplo la luz incidente) y permiten estimar mucho mejor los parámetros de exposición.
Y como evolución natural, con el paso del tiempo los fotómetros se fueron integrando en la propia cámara (exposímetro).
Todas las cámaras modernas (réflex, EVIL, compactas, móviles…) incluyen sistemas para medir la cantidad de luz que les llega de la escena.
Sin entrar en detalles, la cámara puede hacer una estimación bastante precisa de la exposición ‘adecuada’ para cada escena, y nos lo muestra de alguna forma.
Por ejemplo, nos puede mostrar un indicador de exposición:
El indicador nos da idea de la exposición que conseguiremos con respecto al criterio de medición del exposímetro de la cámara.
Las cámaras digitales y los móviles también nos suelen mostrar en pantalla directamente una representación (más o menos fiel) de cómo quedará la imagen final en cuanto a exposición.
Y hay otras herramientas o indicadores, como el histograma, que nos pueden dar información más precisa.
Pero toda esa información se basa en la estimación que ha hecho la cámara a través de su sistema interno de medición de luz.
Si queremos conseguir imágenes más o menos fieles a la realidad, los exposímetros de las cámaras suelen hacer un buen trabajo en la mayor parte de las situaciones.
Pero la cámara no conoce el contexto ni el contenido de la escena.
Puede haber situaciones en las que fallará, porque su criterio no se corresponde con la percepción de nuestra visión para esa escena.
Y por otro lado, la cámara usa un criterio físico, no un criterio artístico.
Ya comentamos que la exposición puede formar parte del criterio artístico del fotógrafo, que en última instancia es el responsable de los resultados que quiere conseguir.
Gestión de la exposición: los otros efectos
Esto creo que es lo más importante del capítulo.
Conseguir una exposición más o menos correcta es muy sencillo con las cámaras actuales.
Es tan sencillo que todas las cámaras lo pueden hacer de forma automática y acertarían la mayoría de las veces.
La cuestión es que algunos parámetros de exposición tienen efectos visuales sobre la imagen final :
- La apertura afecta a la profundidad de campo (zonas enfocadas y desenfocadas de la escena)
- La apertura afecta a la percepción de algunas aberraciones ópticas del objetivo (aperturas grandes) y al efecto de la difracción (aperturas pequeñas)
- Tiempos de exposición pequeños (velocidad de obturación alta) permiten congelar el movimiento y evitar trepidación
- Tiempos de exposición grandes pueden producir imágenes movidas en escenas con objetos en movimiento o si disparamos a mano alzada (trepidación)
- Valores de ISO grandes pueden hacer más visible el ruido electrónico en la imagen (granulado, artefactos de color y pérdida de detalle)
En muchas situaciones podemos conseguir la misma exposición utilizando muchas combinaciones de parámetros diferentes .
Pero cada una de esas combinaciones dará una versión diferente de la imagen final.
¿Cuál es la versión más adecuada?
Pues dependerá del contexto de la escena y de los resultados que queramos obtener desde el punto de vista artístico.
Por eso es muy importante entender e interiorizar todos esos efectos.
En la cabeza de un fotógrafo, a medida que se va cogiendo experiencia, cada vez que va a hacer una foto hay un proceso mental que combina la parte técnica con la parte artística.
Por ejemplo, para una escena podría ser:
- ¿Qué quiero conseguir?
Pues quiero congelar el movimiento… - ¿Cómo lo podría hacer?
Tengo que configurar una velocidad de obturación lo más alta posible…
Y ajustaré los demás parámetros para que la exposición sea adecuada.
Y para otra escena:
- ¿Qué quiero conseguir?
Quiero que aparezca enfocada la mayor parte de la escena… - ¿Cómo lo podría hacer?
Tengo que conseguir una profundidad de campo grande, por lo tanto puedo probar con aperturas pequeñas
Y ajustaré los demás parámetros para que la exposición sea adecuada.
Con la práctica y la experiencia se interiorizan todos estos procesos mentales y el qué quiero conseguir y el cómo lo puedo conseguir surgen de forma natural.
Habrá situaciones en las que no nos dará tiempo a pensar mucho y elegiremos una configuración que cubra más o menos bien la situación.
Habrá situaciones en las que confiaremos en los criterios de la cámara (automatizaciones) porque sabremos por experiencia que esas situaciones las gestiona bien.
Habrá situaciones en las que los parámetros de la cámara no serán suficientes y tendremos que recurrir a técnicas fotográficas adicionales (trucos, por decirlo de alguna forma) que posiblemente requieren equipo adicional: trípode, iluminación externa, filtros, procesamiento de las imágenes a posteriori, etc.
Modos de exposición en las cámaras
Los modos (modos de gestión de la exposición) que incluyen las cámaras hacen uso del exposímetro interno y ofrecen al fotógrafo diferentes ayudas o automatizaciones.
Ten en cuenta que es una descripción general.
Cada marca y cada modelo pueden incluir variaciones y matices, pero el comportamiento general en cámaras digitales ‘tradicionales’ (réflex, EVIL, compactas avanzadas, etc.) suele ser el que veremos ahora.
En móviles depende muchísimo sobre todo de la app de gestión de cámara. La mayoría de los móviles no incluyen diafragma físico (control de apertura), así que algunos de estos modos no tienen sentido, pero es importante en cualquier caso saber cómo funcionan.
Modo automático (Auto)
En este modo la cámara se ocupa de todo: determina la cantidad de luz que llega de la escena y configura la apertura, el tiempo de exposición y el valor de ISO que consigue la exposición ‘adecuada’ según los criterios que tiene en su programación interna.
Podríamos decir que es un modo que acierta con la exposición en la mayoría de situaciones típicas.
Pero eso no quiere decir que los resultados sean los deseados.
La cámara no tiene en cuenta el contexto de la escena y por lo tanto no tiene en cuenta los efectos que los parámetros de exposición tendrán sobre la imagen final.
El criterio de la cámara en un modo automático sería algo como: elegir una velocidad de obturación intermedia que evite la trepidación y congele los movimientos típicos, ajustar la apertura y el ISO para conseguir una exposición media en función de la iluminación de la escena.
El modo automático fallará probablemente (no dará resultados satisfactorios o los que nos gustaría) en situaciones complejas: escenas con poca luz, escenas con objetos en movimiento, escenas con mucho contraste / rango dinámico, escenas con mucha luz (nieve por ejemplo), escenas con muchas sombras (objetos de color oscuro o sobre fondo oscuro)…
Y por supuesto no tendremos ningún control sobre los efectos artísticos: profundidad de campo, congelar o no el movimiento, ajustar la exposición (según un criterio artístico)
Además, el modo Automático suele bloquear o fijar muchas otras configuraciones que no tienen que ver con la exposición (balance de blancos, formato de imagen, etc.)
E incluso puede decidir si hace uso del flash integrado en la cámara.
Mi recomendación es que intentemos evitar el modo totalmente automático o que lo utilicemos sabiendo sus limitaciones, y sabiendo en qué situaciones no va a funcionar como nos gustaría.
Modo de escenas preconfiguradas
En algunas cámaras aparece como un modo especial, dentro del cual encontramos un submenú con diferentes situaciones predefinidas.
Esas escenas las podemos entender como información de contexto que le damos a la cámara para que tome mejores decisiones.
Por ejemplo:
- Modo retrato
La cámara intenta dar por ejemplo prioridad a una apertura lo más grande posible para reducir la profundidad de campo y generar desenfoque del fondo.
En un móvil se activan los algoritmos de inteligencia artificial que intentan separar al sujeto principal del fondo para hacer un desenfoque selectivo por software. - Modo paisaje
La cámara intenta configurar un diafragma un poco más cerrado siempre que sea posible, para conseguir más profundidad de campo y que aparezca enfocada la mayor parte de la escena. - Modo noche / modo nocturno
La cámara intentará abrir al máximo el diafragma y aumentar el tiempo de exposición lo que considere razonable, e intentará ajustar el valor de ISO para conseguir el mejor equilibrio posible.
En algunas cámaras será necesario usar trípode (tiempos de exposición altos).
En los móviles el modo noche utiliza diferentes técnicas de procesamiento de imágenes para combinar la información de tal forma que se disminuya el ruido y se evite la trepidación - Modo deporte
La cámara intenta configurar una velocidad de obturación lo más alta posible para congelar el movimiento.
Ajustará los demás parámetros para conseguir la exposición adecuada. - …
Estos modos de escena suelen ser una mejor elección, con respecto al modo totalmente automático.
Al menos la cámara tiene más criterios a la hora de elegir sus parámetros de exposición, y puede aplicar técnicas adicionales.
En el caso de los móviles, el uso de fotografía computacional hace que algunos de estos modos sean la opción más recomendada para ciertas situaciones, incluso por encima del modo totalmente manual.
Estos modos ‘computacionales’ son los que van a ofrecer los mejores resultados en esas situaciones específicas, porque va a ser muy difícil que consigamos esos mismos resultados utilizando modos manuales (sin utilizar técnicas fotográficas más complejas).
Modo P – Program / programado
Es un modo similar al Automático.
La cámara ajusta los parámetros de exposición según los mismos criterios que en el modo totalmente automático.
La diferencia es que en este modo sí nos deja modificar la exposición.
A esto se le llama ‘compensar la exposición‘ y es algo que veremos en los modos semiautomáticos (P-A-S).
Le podemos decir a la cámara que aumente la exposición o que la disminuya, y la cámara reajustará los parámetros que tenga disponibles: apertura, velocidad de obturación, ISO.
En algunos modelos podemos dejar fijo el valor de ISO (la cámara sólo ajustará apertura y obturación), o configurarlo en Auto, o en Auto con un valor límite (p.e. si queremos que el valor de ISO nunca supere el valor de 6400)
Este tipo de detalles depende de cada marca y modelo.
A diferencia del modo Automático, el Modo P no suele bloquear otras opciones de configuración de la cámara. Podemos ajustar el balance de blancos, podemos elegir formato RAW, etc.
Si estás en escenas con buenas condiciones de luz, o en situaciones en las que no te da tiempo a pensar ni tienes experiencia para andar cambiando parámetros sobre la marcha, el modo P puede ser una buena opción, mejor que el modo Automático.
Te da cierto control y te deja libertad (mental) para centrarte en otras cuestiones como la composición o lo que está ocurriendo en la escena.
Modo A – Prioridad a la Apertura
En este modo nosotros elegimos una determinada apertura, y la cámara se encarga de reajustar los demás parámetros (velocidad de obturación + ISO) para intentar conseguir la exposición que ha estimado como adecuada.
En las cámaras de Canon, el modo A (Aperture) suele venir indicado como Av (Aperture value).
Si el valor de ISO lo tenemos configurado a un valor fijo, la cámara sólo actuará sobre la velocidad de obturación para mantener la exposición.
Podemos compensar la exposición según nuestro propio criterio: se mantendrá fija la apertura, pero la cámara intentará reajustar la velocidad de obturación (y el ISO si está configurado en Auto)
Más que un modo semi-automático, yo lo veo como un modo semi-manual.
El criterio de apertura es importante desde el punto de vista artístico y con el modo A podemos elegir el que nos interese para obtener un determinado efecto.
- Por ejemplo para retrato nos puede interesar usar la máxima apertura para intentar un desenfoque del fondo (para dar protagonismo al sujeto principal)
- Para fotografía de producto nos puede interesar optimizar la nitidez, podemos colocar la apertura en la zona del punto dulce del objetivo
- Para fotografía de paisaje podemos decidir si nos mantenemos en la zona del punto dulce para maximizar la nitidez o si cerramos un poco más para maximizar la profundidad de campo
- Cuando hay poca luz en la escena nos puede interesar la máxima apertura, para evitar subir ISO o minimizar la trepidación, etc.
- …
Modo S – Prioridad a la obturación
En este modo elegimos una determinada velocidad de obturación, y la cámara se encarga de reajustar la apertura y el ISO (si el ISO está en modo Auto)
En las Canon, el modo S (Speed, shutter speed) suele venir indicado como modo Tv (Timer value).
La gestión del ISO, como vimos en el modo A, depende de la marca y modelo de cámara.
Igualmente podemos compensar la exposición.
En este caso, cuando modificamos la exposición la cámara mantiene la velocidad de obturación y reajusta la apertura (y el ISO si está disponible como parámetro libre)
¿Cuándo nos puede interesar el modo S?
Por ejemplo cuando estamos en escenas en las que es importante congelar el movimiento:
- Fotografía deportiva
- Fotografía de aves y animales salvajes
- Fotografía de niños y mascotas (cuando están jugando, etc.)
- …
Ten en cuenta que la velocidad de obturación va a estar condicionada por la cantidad de luz que tengamos en la escena y por la apertura máxima del objetivo.
Si estamos limitados por la luz de la escena y por la apertura, la cámara no tendría otra opción que subir el valor de ISO (si está configurado en Auto) con el riesgo de llegar a valores en los que se degrade la calidad de imagen.
Y en el otro extremo, también nos puede interesar el modo S cuando queremos hacer fotografía de larga exposición:
- Para conseguir el efecto seda en el agua en movimiento o en las nubes
- Para fotografía nocturna (Vía Láctea, astrofotografía…)
- …
Aunque en esos casos creo que es igualmente práctico el modo totalmente manual.
Modo M – Manual
En este modo, la cámara sólo nos da su estimación de exposición a través del indicador del exposímetro, pero no ajusta ninguno de los parámetros.
Nosotros tenemos que fijar de forma manual cada uno de los parámetros:
- Apertura
- Velocidad de obturación
- ISO
En el modo M no tiene sentido hablar de compensación de exposición, ya que la exposición la decidimos nosotros, no la cámara.
¿Cuándo puede interesar el modo M?
El modo M en principio se puede usar en todas las situaciones.
Pero no quiere decir que sea el modo más indicado para todas las situaciones. Esto depende mucho de las preferencias personales de cada fotógrafo y de la situación concreta.
Situaciones en las que el modo M puede ser más adecuado:
- Cuando se usa iluminación con flash
Normalmente la luz de la escena normal, sin iluminar, no sirve de referencia para la exposición real (con la luz del flash).
En estos casos el modo manual permite fijar la exposición correcta para el momento del disparo y eliminar la contribución de la luz ambiente si fuera necesario. - Situaciones en las que queremos mantener el control total sobre cada parámetro en todo momento
Por ejemplo, imagina que estamos haciendo una secuencia de fotos para un timelapse y queremos que los cambios de luz de la escena no influyan en los parámetros de exposición.
En los modos semi-automáticos, la compensación de exposición suele estar limitada a un rango de pasos (por ejemplo de [-3 0 +3] pasos). En situaciones muy cambiantes a veces puede ser más rápido o más práctico usar el modo manual que alguno de los otros.
Pero en el 99% de las situaciones los modos semiautomáticos (A y S por ejemplo) ya dan suficiente control al fotógrafo.
Elegir un modo u otro es más bien una cuestión de preferencias.
Existe ese mito de que el modo M es el modo que usan los fotógrafos ‘profesionales’, los de verdad, la élite de la fotografía… 🙂 y que es el modo que hay que usar siempre, de lo contrario no serás nunca un fotógrafo ‘pro’.
Realmente, lo importante es conocer los principios básicos de la exposición y cómo funcionan todos los modos de tu cámara para sacarle el mayor partido posible en cada situación.
Usar un modo u otro es una cuestión de conveniencia, no un indicador del nivel o de los conocimientos de un fotógrafo.
¿Qué modos de exposición recomiendo?
Si entiendes bien los conceptos básicos de la exposición, el modo que utilices es lo de menos.
Al final acabarás utilizando el modo con el que te encuentres más cómodo y además va a depender mucho de la situación y el tipo de fotografía, vídeo, etc.
También depende mucho de la cámara.
Por ejemplo, en los modelos que sólo tienen un dial de control (sólo puedes gestionar un parámetro a la vez) resulta un poco más lento trabajar en el modo M.
Hay modelos en los que la compensación de exposición se hace con un dial dedicado, en otros modelos se hace con los diales de control normales (apertura / velocidad de obturación), en otros hay que pulsar un botón a la vez que se mueve el dial…
Hay modelos en los que puedes intervenir sobre los modos semi-automáticos para tener mucho más control, por ejemplo configurando el rango de ISO que utilizará la cámara (ISO máximo por ejemplo, para evitar imágenes con mucho ruido)
Hay literalmente miles de combinaciones.
Por lo tanto creo que sería un poco absurdo recomendar un único modo o decir que tienes que usar el modo M a toda costa.
Yo por ejemplo suelo usar el modo de prioridad a la apertura (A) casi todo el tiempo.
Alguna vez utilizo el modo S.
Y el modo manual (M) lo suelo usar en situaciones muy concretas: fotografía con flash, fotografía de larga exposición…
Pero es simplemente mi elección personal, y puede cambiar perfectamente con el tiempo o si cambio de cámaras, etc.
Hay fotógrafos que trabajan más rápido con el modo M y prefieren tener todo el control, y lo usan todo el tiempo. Me parece genial.
Y hay fotógrafos que para determinadas situaciones usan el modo P, y no pasa nada. Me parece genial también.
Es una cuestión de preferencias y comodidad.
Inicialmente, para practicar y para interiorizar los conceptos, puedes comenzar por ejemplo con el modo A, que te va a dar bastante control ‘creativo’ y va a cubrir muy bien la mayor parte de las situaciones.
O si quieres, directamente con el modo M en situaciones en las que tengas tiempo para pensar entre foto y foto. Esto sería lo ideal. Pensar qué quieres conseguir para esa escena y cómo sería la mejor forma de hacerlo (repasando mentalmente qué efectos podrían afectar a la imagen final).
En situaciones en las que todo pasa muy rápido y no te da tiempo a pensar ni a configurar parámetros: creo que es preferible usar inicialmente algún modo semi-automático… El modo P si hace falta o incluso en Automático, no pasa nada, ya tendrás tiempo de practicar y entrenar la parte de exposición en circunstancias más pausadas.
Es mucho más importante capturar el momento o centrarse en la parte artística, aunque técnicamente la foto no tenga una exposición perfecta, que perder ese momento por no haber sabido configurar la cámara a tiempo o porque los parámetros eran incorrectos.
Para practicar y coger experiencia: mejor situaciones tranquilas en las que tenemos todo el tiempo del mundo para pensar y revisar los resultados.
Receta para principiantes
Esto es algo que me dijeron en uno de los cursos a los que asistí en su día como alumno. Y se me quedó grabado.
Imagina que vas a la naturaleza o estás en un viaje o visitando una ciudad o un monumento, etc.
Es decir, son fotos que quieres de recuerdo, no son fotos sólo para practicar con la cámara.
Además, tienes algo de tiempo para cada foto, pero tampoco vas a estar 2 horas en un único lugar (tu familia te lo agradecerá), ni tienes la posibilidad de volver a ese lugar todos los días.
Son situaciones típicas que todos hemos vivido. Lo que no queremos es llegar a casa o al hotel y ver que todas las fotos están mal porque se nos olvidó que teníamos el ISO en 25600 o cualquier otra pifia similar…
Entonces, la idea sería la siguiente:
Llegamos a una determinada escena.
Imagina que ves un encuadre que te gusta.
Las primeras 2 o 3 fotos, las hacemos en Automático o en modo P. Esas serían para ‘asegurar’. Saldrán mejor o peor, pero al menos tendrás un recuerdo aceptable del lugar.
Las siguientes fotos (2 o 3, las que quieras), con los mismos encuadres pero por ejemplo en modo A o modo manual, como prefieras. Pensando de forma consciente la configuración: ‘aquí voy a intentar poner un diafragma abierto para conseguir esto o lo otro’…
Estas fotos nos van a servir para comparar con las primeras (luego ya en casa, en el ordenador) y ver si nuestro criterio mejora la foto con respecto a los automatismos, si hemos acertado, si hemos fallado en algo… Muy importante esto último porque es lo que nos va a permitir aprender y con el tiempo interiorizar todo esto.
Las siguientes fotos (2 o 3, las que quieras) en modo locura creativa… Intentando encuadres ligeramente diferentes de la misma escena. Por ejemplo, si las otras las hiciste en apaisado (horizontal), intentar ahora en vertical para un encuadre similar. Intentar otro punto de vista, por ejemplo con la cámara más pegada al suelo o un punto de vista más alto, o algo que sea ‘diferente’…
Estas fotos serían simplemente para jugar con la parte artística y creativa. Más adelante, cuando tengas más conocimientos de composición podrías tomar decisiones más meditadas o con una intención más clara.
Cuando encontramos otro encuadre interesante o cambiamos de escena… volvemos a repetir el mismo proceso: primero en automático o modo P, para asegurar. Luego configurando de forma consciente la exposición. Luego variaciones creativas, etc.
Como se trata de probar y acumular experiencia, muchas de esas fotos irán luego a la basura directamente, por cuestiones técnicas (trepidación, fotos movidas, subexpuestas, sobreexpuestas…) o porque el encuadre o el punto de vista no nos dice nada cuando las vemos después en el ordenador.
Pero lo importante es que vamos a tener las fotos típicas de recuerdo ‘aseguradas’, vamos a practicar la técnica de exposición y vamos a probar composiciones más arriesgadas (aunque inicialmente un poco a ciegas).
Además, seguro que alguna de esas fotos ‘alternativas’ destaca y nos gusta.
Con el paso del tiempo, a medida que vamos cogiendo más experiencia, la configuración de la exposición ya nos irá surgiendo casi sin pensar. Pero es cuestión de practicar y practicar y practicar.