Una fotografía de principio a fin
La idea que quiero transmitir en este capítulo es que hacer una foto no consiste (sólo) en apretar el botón de la cámara. Vamos a introducir la idea de fabricar fotos.
A modo de analogía vamos a tratar de diferenciar la idea de fabricar una foto con respecto a la idea de hacer una foto.
Hacer una foto (siguiendo esta analogía o ejemplo) sería llegar a un sitio, sacar la cámara, apuntar a lo primero que se nos ocurra, disparar y publicar la foto tal cual.
Por otro lado, fabricar una foto sería un proceso en el que hay más intencionalidad, una metodología y un conocimiento detrás.
Si hacemos fotos al azar o por instinto, sólo algunas tendrán por casualidad ese ‘algo’ que nos resulta más atractivo o que encajan con nuestro estilo o nuestros gustos personales.
En el segundo caso (fabricar) interviene la creatividad, pero también los conocimientos sobre fotografía y la experiencia.
Este proceso más elaborado no garantiza que las fotos resultantes sean siempre geniales y ganadoras de concursos internacionales…
Pero sí nos va a permitir aprovechar mejor las oportunidades y optimizar el resultado para que tenga más impacto visual y más valor.
No hay una cámara mágica
Ya lo he comentado en capítulos anteriores y es algo que probablemente repetiré muchas veces: es un error pensar que con una cámara mejor (más cara) vamos a conseguir mejores fotos.
Es totalmente falso, y lo peor es que genera muchísima frustración.
Nunca vas a tener la mejor cámara (si realmente existiera tal cosa), porque al poco tiempo de comprarla aparecerá un nuevo modelo con mejor rendimiento y nuevas funciones.
Tenemos que pensar que la cámara es una herramienta.
Y en la inmensa mayoría de las situaciones la cámara es el elemento menos importante.
Ya vimos que el valor de una foto depende de muchísimos factores. La parte técnica está a la cola en orden de importancia. Y la cámara no es ni de lejos el elemento más importante de la parte técnica.
Fabricar una foto
¿Cómo sería ese proceso de ‘fabricar’ una foto?
Pues depende de muchas cosas: del tipo de fotografía, del fotógrafo… no hay un manual o una metodología única.
Pero para que nos hagamos una idea vamos a elaborar una especie de lista, como el checklist que hace un piloto de avión antes de despegar:
- Planificación
- Luz
- Composición
- Exposición
- Captura
- Revelado
- Edición
Planificación
Buscar una localización, buscar un punto de vista especial de un lugar, llevar el equipo adecuado para la fotografía que vamos a realizar.
Estar en el lugar adecuado en el momento adecuado.
La mayoría de las fotos con un alto impacto visual no son fruto del azar.
Suelen ser fotos en las que ha habido una buena planificación.
Sí, se puede dar esa foto del siglo fruto de una casualidad, pero seguro que esa situación no tiene lugar en el salón de casa mientras estamos tirados en el sofá.
Luz
Entender la luz ambiente y cómo va a afectar a la fotografía y las sensaciones que va a generar en la persona que la va a contemplar.
Buscar las condiciones de luz que favorezcan la toma o crear esas condiciones con luz artificial.
Conocer el comportamiento y las cualidades de la luz suponen un salto enorme en el progreso como fotógrafo.
Composición
La composición, a grandes rasgos, consiste en decidir qué parte de la escena entra en el encuadre y cómo se distribuyen los elementos que aparecerán en ese encuadre.
Para una misma escena hay infinitas posibilidades, infinitas interpretaciones.
Y cada una de esas ‘versiones’ transmitirá al observador la información de una forma diferente.
Conociendo un poco el comportamiento de la percepción visual humana podemos intentar crear fotos más atractivas, con mayor impacto visual o que transmitan mejor un cierto mensaje.
Entender la perspectiva geométrica y su relación con la percepción visual es uno de esos grandes clic mentales que hacen que todo tenga mucho más sentido.
Exposición
Aquí es donde intervendría la cámara por primera vez.
Se trata de conseguir que el sensor de la cámara (o la película fotográfica) reciba la cantidad de luz adecuada para esa situación y según el criterio artístico que nos parezca más adecuado.
La gestión de la exposición forma parte de los fundamentos de la parte técnica en fotografía.
Captura
Básicamente consiste en apretar el botón de la cámara.
Pero vamos a incluir aquí la configuración necesaria para conseguir el efecto que buscamos: congelar un movimiento, maximizar la nitidez, hacer una larga exposición…
Es decir, en función de la configuración obtendremos una versión diferente, una interpretación diferente de la realidad.
Entender la parte técnica nos permite tomar decisiones sobre la parte artística.
Revelado
Este paso es un proceso interno que realiza la propia cámara o un programa de revelado digital, y suele ser transparente al usuario.
Lo que se suele conocer como revelado digital es en realidad una primera fase del proceso de edición.
Lo incluyo aquí simplemente para reforzar la idea de que el sensor ’ve’ la realidad de una forma ligeramente diferente de como la percibimos los humanos con nuestros propios ojos.
Hay que procesar esa información del sensor para conseguir una imagen más parecida a la que veríamos nosotros, sobre todo cuando la reproducimos en soportes típicos: pantallas, papel, etc.
Edición final
Es importante entender que la foto final siempre es una interpretación concreta a partir de los datos capturados por el sensor. Hay infinitas interpretaciones posibles a partir de la misma captura.
Cuando vemos la imagen JPEG (.jpg) que genera la cámara o el móvil, su aspecto es bastante diferente de la ‘imagen’ que capturó el sensor.
En esos casos es la propia cámara (o la aplicación de móvil) la que toma las decisiones: contraste, saturación, etc.
También lo podemos hacer nosotros con un programa de edición fotográfica (o un programa de revelado digital) para tener mucho más control.
La edición es una parte importante del resultado final.
Resumen
En todas las fases lo que importa realmente es el conocimiento del fotógrafo.
En algunas interviene lógicamente un proceso creativo y artístico, que es lo que hace que cada fotógrafo sea diferente.
La cámara es sólo uno de los muchos recursos de los que disponemos como fotógrafos. Ni siquiera es el más importante.
La diferencia la va a marcar siempre el conocimiento, la creatividad y el trabajo.
El conocimiento incluye la capacidad para elegir el equipo más adecuado, no el más caro o el que nos hace parecer más ‘profesionales’.