Las reglas de composición en fotografía
Podríamos decir que son el cáncer de la creatividad en fotografía, no porque sean malos recursos, sino por cómo se enseñan habitualmente y por el uso indiscriminado, sin cuestionarlas, sin saber realmente cuáles son los motivos para usarlas o dejar de usarlas.
Qué son las reglas de composición
Son recursos compositivos, recetas rápidas y sencillas que permiten obtener resultados aceptables en determinadas situaciones.
Las reglas de composición serían como la comida precocinada: una sopa de sobre, o una lata de alubias…
No hace falta pensar, no hace falta cocinar… las usas y ya está.
Algunas de las ‘reglas’ más conocidas son por ejemplo:
- Regla de los tercios
- Regla de la mirada
- Regla del movimiento
- Proporción áurea (y toda la basura pseudocientífica asociada al número áureo)
- Regla de los impares
- Ley del horizonte
- …
Estos recursos, que por sí mismos pueden ser interesantes (los podríamos llamar trucos o atajos): cuando se presentan como reglas o leyes se consigue un efecto perverso.
Muchos fotógrafos se quedan anclados de por vida en ese pequeño territorio de aguas tranquilas delimitado por las cuatro o cinco reglas populares.
Sin cuestionarlas, sin entenderlas.
Las reglas de composición y el pensamiento mágico
Yo aprendí inicialmente siguiendo el camino típico de las reglas de composición fotográfica: la regla de los tercios, la regla fulanita, la regla menganita…
El 99% de la información que vas a encontrar sobre composición (en el mundo de la fotografía y quizás en el de diseño gráfico) te va a hablar sobre ‘reglas de composición‘ y lo de ‘romper las reglas‘ cuando sea necesario.
En el mundo de las artes visuales (pintura, etc.) se habla más del lenguaje visual y sus ingredientes más básicos, aunque también se habla de leyes de composición (quizás más en un contexto histórico).
Aunque algunas reglas tenían para mí cierta lógica, siempre he tenido esa sensación de incoherencia entre las reglas y la composición real de las fotos (o pinturas) que más me gustan.
Los análisis de composición fotográfica (el típico gurú que analiza una foto y te cuenta su película, con flechas y líneas por todas partes) me parecían en muchos casos simples pantomimas. Siento decirlo, pero es así como lo pienso.
Y con todos estos temas siempre he tenido un runrún en mi cabeza, con las alarmas de algo que huele a pensamiento mágico, pseudociencia y cuñadismo…
Es algo muy personal.
Probablemente alguien que venga del mundo del arte y las letras lo vea de otra manera.
Por otra parte, desde siempre me ha interesado el funcionamiento del cerebro.
Por diversas razones empecé a estudiar temas relacionados con la percepción visual humana y temas relacionados con reconocimiento de imágenes utilizando redes neuronales artificiales.
Estudiar estos temas me abrió un poco los ojos (no es un juego de palabras)
¿Por qué odio no me gustan las REGLAS de composición?
No es que no me gusten las reglas de composición.
Yo utilizo habitualmente esos recursos.
Y no voy de gurú que está por encima de todo eso y que piensa que todos los demás están equivocados.
No.
Lo que no me gusta es el planteamiento a la hora de enseñar composición.
Y el hecho de usar ese concepto de regla.
¿Qué problemas veo en esta aproximación a través de reglas y leyes?
Son una súper simplificación
La composición (o el lenguaje visual si lo queremos llevar a un nivel superior) es algo mucho más sutil y complejo.
En última instancia, en el nivel más bajo y esencial, estaría el comportamiento de la percepción visual humana: los mecanismos de atención, de estimación de profundidad, de reconocimiento de formas, de interpretación de la realidad.
Esos mecanismos nos dan una serie de pistas sobre cómo puede interpretar el espectador medio (estadísticamente hablando) una determinada composición.
La mayoría de las reglas de composición están basadas directa o indirectamente en los mecanismos que rigen la percepción visual humana.
No puede ser de otra forma, claro.
Es decir, a todos esos recursos y leyes de composición se ha llegado de forma empírica, a través del Arte (por prueba y error, podríamos decir, y con toda la subjetividad que implica este tipo de estudios y el sesgo de los dogmas históricos).
Pero al fin y al cabo tienen en cuenta el comportamiento humano, el efecto sobre las personas que observan la obra, sobre los espectadores.
El problema es que no se puede empaquetar en una regla simple la complejidad de los mecanismos de percepción visual y la enorme variabilidad entre sujetos. Cada persona es un mundo. Y una misma persona, en circunstancias diferentes percibe de forma diferente.
Las simplificaciones son cómodas y generan sensación (ficticia) de seguridad, pero dan lugar a ese tipo de pensamiento que otorga poderes mágicos a los números o a las formas.
Las reglas tienden a convertirse en dogmas
Otro enorme problema que veo con ese enfoque de reglas es que se eleva lo que es un recurso a la categoría de dogma, y se convierte en norma (regla, ley) de obligado cumplimiento.
Hay muchísimos fotógrafos y diseñadores que piensan y componen exclusivamente basándose en estas reglas: la regla de los tercios, la regla de la mirada, del horizonte, etcétera, etcétera…
Podríamos decir que su creatividad está limitada por esas recetas tan excluyentes.
Pero eso no es lo peor.
Lo grave es que podemos llegar a estar tan condicionados por esas reglas que rechacemos cualquier otro planteamiento artístico que se salga de esos cánones.
Reglas como la de tercios o la infame proporción áurea se convierten en una especie de ‘sello de garantía’ por encima de cualquier otra característica de la obra.
Y algunos ‘iniciados’ pueden caer en la tentación de rechazar obras por el simple hecho de que no siguen esos dogmas.
Hay una frase que lo resume muy bien, el martillo de Maslow: “Para quien solo conoce un martillo, todo son clavos”
Las reglas están para romperlas
Para mí es la frase más inútil de la fotografía (y el arte en general).
Mi mente de ingeniero sufre una convulsión cada vez que la escucho 🙂
[… espera un momento que me recupere…]
Es como si te dicen: usa siempre siempre sopa de sobre… pero si quieres hacer una comida especial no uses sopa de sobre, rompe las reglas.
Otra frase típica es: tienes que conocer bien las reglas para saber cuándo tienes que romperlas.
Traducido a la analogía de la sopa: tienes que conocer bien la sopa de sobre, y cuando la hayas probado mucho sabrás cuándo no tienes que usarla…
¿No es un poco absurdo?
Como nadie te dice por qué funcionan realmente esos recursos compositivos, romper una regla viene a ser como saltar al vacío o entrar en territorio desconocido.
Es el problema de asignar poderes mágicos a un número, a una proporción o a una receta simplona.
Cualquier otra opción alternativa que queramos elegir, por ejemplo la proporción 1/4 en lugar de 1/3, al parecer ya no tendrá esa ‘magia’, esa capacidad de generar armonía y belleza.
Por eso muchos fotógrafos se quedan en la zona de confort, en la zona segura que le marcan las cuatro reglas que le enseñaron, y las siguen a pies juntillas sin cuestionarlas y sin saber por qué funcionan en determinadas situaciones (y sin saber por qué no siempre funcionan y las oportunidades que está perdiendo por seguirlas a rajatabla)
La composición es algo mucho más rico
Las reglas de composición no funcionan por sí mismas.
Funciona la base psicológica que hay detrás: cómo jugamos con los mecanismos de la percepción visual humana y con los componentes culturales de los lenguajes visuales.
Me parece más honesto partir de la base de que la composición es algo mucho más rico y más complejo.
Algo que no se puede medir, ni se puede cuantificar, ni se puede simplificar en unas cuantas ‘reglas’ de andar por casa.
Todas esas reglas básicas tienen por debajo un sustrato muchísimo más amplio y más interesante.
Me gusta más otro tipo de enfoque más abierto:
- Estamos hablando sobre cuestiones muy subjetivas: belleza, estética, atracción, impacto visual, sensaciones, emociones…
Cada persona, cada espectador, es un mundo. Como se suele decir: sobre gustos no hay nada escrito.
Es literalmente imposible encajar eso en una serie de criterios fijos, simplificaciones, reglas o como queramos llamarlo… - Hay una aproximación científica al comportamiento de la percepción visual humana.
Cada vez se conoce más sobre el cerebro humano y los mecanismos que nos permiten interpretar la realidad. - Entendiendo un poco ese comportamiento podemos jugar nuestras cartas como creadores y artistas para mejorar (o para no empeorar) una foto, o para transmitir una cierta sensación o emoción, o para reforzar un mensaje visual, o para intentar evitar ambigüedades en la interpretación del espectador.
- Hay lenguajes visuales (un lenguaje visual más o menos universal y otros que incluyen aspectos culturales) que nos pueden ayudar a transmitir un mensaje o una intención a través de la imagen.
- Hay recetas o recursos compositivos (lo que conocemos como reglas) que se pueden usar a modo de simplificación o atajo rápido.
Y pueden funcionar bien en ciertas ocasiones.
Por ejemplo son útiles cuando no hay tiempo material para pensar y planificar entre foto y foto.
Si planteamos las reglas de composición como atajos útiles, como recetas, evitamos caer en todo lo que tiene que ver con creencias, numerología y pensamiento mágico.
¿Qué vamos a ver en los próximos capítulos?
Vamos a ir viendo muchas de esas famosas ‘reglas’ pero desde otro punto de vista.
Intentaremos analizarlas para saber qué se esconde debajo, las despojaremos de su capa de magia y pseudociencia, y entenderemos que no hace falta romper las reglas para avanzar (está muy feo romper las cosas, es más gratificante construirlas).
Te animo a que busques más información sobre cada tema, para que saques tus propias conclusiones.
Sé escéptico.
No te quedes con lo que te dice una persona, con lo que te digo yo.
Intenta ver otros puntos de vista y contrastar la información.
Referencias
Casi toda la información que vas a encontrar en internet o incluso en muchos libros, sobre composición en fotografía y diseño gráfico, es copia-pega. Las mismas reglas. El mismo pensamiento mágico. Las mismas explicaciones: funciona porque sí.
Puedes encontrar información interesante por parte de algunos fotógrafos que siguen un poco la escuela o la línea de pensamiento de José Benito Ruíz .
Tengo que decir que José Benito (en su faceta de profesor o cuando habla de temas de composición) no es totalmente santo de mi devoción. En sus cursos y charlas sigo teniendo esa sensación de historia elaborada, con esos pequeños toques de pensamiento mágico. Pero al menos es un planteamiento mucho más abierto, alejado del pensamiento restrictivo de las reglas.
Paulo Olivier es un fotógrafo chileno que sigue esa línea de pensamiento.
Carlos Larios tiene en su web y su canal de youtube información muy interesante sobre composición.
Sobre percepción visual, las mejores referencias las vas a encontrar en el mundo de la psicología.
Al final del artículo sobre Composición: figura y fondo. Percepción visual incluyo algunas fuentes.
En este artículo sobre Perspectiva, percepción visual humana y fotografía también incluyo unas cuantas fuentes que te pueden ayudar a entender cómo el cerebro interpreta la realidad.